domingo, 20 de agosto de 2017

SER UN BUEN HOMBRE, SER UN BUEN PADRE, OBVIAMENTE AL EJEMPLO DE LO VIVIDO EN LA VIDA

SER UN BUEN HOMBRE, SER UN BUEN PADRE
A los hombres no se les entrena para formar familia ni para ser padres, pero son ellos quienes en tiempos libres refuerzan los valores y afectos en el hogar, apelando al ejemplo recibido en su niñez, afirmó el psiquiatra Horacio Vargas Murga.
“Un buen padre sabe que lo más importante son los valores y el afecto hacia los hijos, el buen padre sabe que debe propiciar el acercamiento hacia ellos, verbalizar sus afectos y aprovechar los momentos familiares, garantizando la calidad de tiempo”, señaló el especialista en psiquiatría del niño y el adolescente del Instituto Nacional de Salud Mental "Honorio Delgado - Hideyo Noguchi”.
Aún cuando las actividades laborales fuera del hogar se lo impiden, Vargas Murga felicitó a aquellos padres que buscan  interactuar con sus hijos a través de cualquier actividad física propias de la edad de los menores y criticó a quienes creen que su función solo se limita a traer el dinero al hogar.
“El aspecto monetario no es lo más importante en la formación de una familia, sino la demostración de amor y el interés a sus necesidades en todo orden, más aún a sus requerimientos de atención, comunicación y afecto”, resaltó el especialista.
“Por lo tanto, es muy importante que el padre eduque, cultivando valores de tolerancia, respeto, honestidad, los  que asegurarán en el futuro padres con respeto socialmente”, dijo.
Vargas sostuvo que la conducta disfuncional de algunos padres, que maltratan psicológica y físicamente y hasta abusan sexualmente de sus propios hijos, sigue siendo un tema preocupante que daña a la sociedad y perjudica gravemente la autoestima de los menores afectados, haciéndolos vulnerables y conduciéndolos a conductas extremas tales como el suicidio.
De la misma manera, recomendó a los padres evitar expresiones que dañen la psicología de sus hijos con calificativos humillantes.
Cada vez más estudios destacan la gran  influencia que tiene la presencia del padre en el desarrollo físico y emocional de los hijos y enfatizan  la importancia de establecer un vínculo solido de afecto y  apego entre ellos.
El padre es el primer modelo de hombre que tienen los hijos y cuando esta identificación tiene lugar de manera adecuada, los niños tienen mayores posibilidades de estructurar plenamente su identidad masculina o femenina. Al tiempo que los ayuda a enfrentarse con éxito a las relaciones con personas del otro sexo.
Cuando el padre muestra interés genuino y consideración por  los deseos y  necesidades de su hijo, respeta sus puntos de vista y manifiesta  orgullo por sus logros, contribuye de manera significativa a la formación de una buena autoestima, que permite a los hijos tener confianza en sus propias habilidades y proyectarse internamente como personas competentes, fuertes y seguras.
Existe una estrecha relación entre  la presencia activa del padre y la posibilidad de generar comportamientos proactivos en los niños tales como, mayor tolerancia a la tensión, más capacidad  para esperar turnos, desarrollar conductas de autocuidado,  mantener  interés en su trabajo.
Los padres son en general mas exploradores, visuales, verbalizan menos  y usan esquemas menos convencionales que las madres, lo que lleva a estimular en los hijos, conductas que buscan la novedad cuando intentan algo que no conocen, intervenir en forma adecuada en situaciones conflictivas y buscar estrategias para resolver los problemas.
Una relación cercana le proporciona a los niños bienestar psicológico insumo clave del desarrollo cognitivo y la disponibilidad para el aprendizaje, que se traduce en  un mejor rendimiento y aprovechamiento escolar.
A través del juego físico les está ayudando a  modular los impulsos agresivos, a aprender a autoregular su conducta, a que el niño conozca sus posibilidades y limitaciones, a controlar sus fuerzas y a reconocer cuando se ha excedido.
La cantidad de tiempo que un padre lee a sus hijos aparece como un factor determinante para predecir algunas habilidades verbales.                                                
Los hijos de padres que logran combinar equilibradamente una crianza  cariñosa y motivadora, con niveles moderados de control y  decisión firme para mostrarle la importancia de ceñirse a las normas de comportamiento social, tienen en la adolescencia más comportamientos prosociales.

COMPARTIR ACTIVIDADES

Las actividades compartidas como comer juntos, acompañarlos en las tareas, llevarlos de paseo,  están relacionadas con menos problemas de comportamiento, mayor socialización y desempeño académico de niños y adolescentes.

Las relaciones cercanas entre padres e hijos genera espacios de confianza que permite que estos hablen más de su vida personal y acudan a ellos para pedir guía y consejo. Esta dinámica esta asociada a su vez con menos dificultades psicológicas en la adolescencia, menor propensión del uso de drogas o alcohol. 

Tomado del Diario El Tiempo, 13 de Junio de 2012 por María Elena López